Guerra Rusia – Ucrania: El mundo no será el mismo después de esto

Tanto la guerra como la diplomacia impiden prever escenarios concretos, desde un conflicto aislado hasta una guerra termonuclear de gran escala son posibles hoy. Sin embargo, el camino a la resolución o al desastre aún está en proceso
El Oriental

Europa del Este, antes vista como el bloque soviético hasta 1989 con la caída del muro de Berlín y su posterior disolución en 1991 en un doloroso y crítico proceso que el Polit Buró tuvo que reconocer como insostenible, tanto para Rusia como las naciones que lo conformaban.

Definitivamente, el desastre nuclear de Chernóbil en la hija predilecta de Rusia (Ucrania) fue un golpe mundial que colaboró a la fragmentación del bloque.

Ejercer políticas unitarias en esos tiempos, a costo y bolsillo de la principal potencia pasaba una factura que poco a poco fue volviéndose insostenible. Perestroika y Glasnost se convierten en las políticas de apertura al mundo occidental y que finalmente alcanza a las sociedades soviéticas develando las oportunidades del capital.

Es evidente que no todos los países tendieron a cambios de sistema de manera dramática, pero sí se evidenció la necesidad de interconexión necesaria, en el pequeño y poblado vecindario europeo. La guerra fría es reemplazada por la guerra económica y la seducción de las nuevas alianzas, como la Unión Europea y el acuerdo de naciones del atlántico norte (OTAN).

Vladimir Putin, ex agente de la KGB, casualmente destinado a Berlín es sorprendido la noche del 9 de noviembre de 1989 y llegando a los minutos iniciales del día 10 es sorprendido con la caída de la cortina de hierro, Alemania unificada deja una idea que décadas después revela en más de una entrevista, “Nos han abandonado a nuestra suerte, nadie nos dijo nada, el Soviet guarda silencio y nos sorprenden berlineses con la noticia”.

Su trayectoria no es desconocida, desde su origen de extrema pobreza, a ser profesor de escuela para dar de comer a su familia luego de cesar funciones en la KGB, a ser alcalde de su pequeña ciudad y luego dar el salto cualitativo hasta ser el brazo derecho del presidente Boris Yeltsin y finalmente convertirse en su sucesor. Vertiginosa carrera de 4 años para lograr esa posición de privilegio para finalmente, ser el sucesor al mando de la madre Patria.

20 años en funciones con rasgos concretos en su administración, mano dura y contención política opositora interna y la segunda, una gran habilidad expansionista para lograr acuerdos con países en todo el mundo, basados en comercio, petróleo, inversiones en tecnología y armamento.

De la presentación histórica de preámbulo a éste momento, dejamos de lado el relato para dar paso al análisis de situación, las últimas décadas que hacen el hoy del conflicto.

El posicionamiento global de Rusia con el mundo fue un gran trabajo de Putin, Cuba, Venezuela y algunos regímenes de América Latina reciben su protectorado, a cambio de posiciones políticas, de voto, comercio y relaciones bilaterales que pasan desde materias primas hasta commodities de mercado global.

Medio Oriente no es excepción, Rusia a tiempo de condenar los movimientos de la primavera árabe hasta respaldos de gran escala a Irán y Siria con la venta de armas y apoyo militar llegaron a ser esenciales en el posicionamiento del balance de poder entre Putin y las potencias aliadas de occidente.

Sin embargo, cuando la política exterior no es suficientemente efectiva, las acciones de contención ejercidas por el Kremlin vienen con fuerza. Desde la aplastada insurgencia Chechena a inicio de los años 90s que hoy le garantiza una fuerza importante en su coalición para las acciones en Ucrania, la ocupación militar de Georgia en la primera década del siglo XXI le garantizó un gobierno títere de Moscú, además de servir de campo de prueba de armas y vehículos de guerra convencional; pasando también por la siguiente ocupación de Crimea en 2017, el juego de “tercer involucrado” en el conflicto de Armenia con Azerbayán por los territorios de Nagorno Karabaj y últimamente la implicación en un fraude de gran escala en las elecciones de Bielorrusia que llevó a la presidencia a Lukashenko, otro aliado en el escenario de guerra en Ucrania.

El conflicto

Son dos gobiernos ucranianos consecutivos que discrepan posiciones con el Kremlin, casualmente son 8 años que se establece un movimiento insurgente en las regiones más próximas a la frontera oriental rusa en los territorios de Donetsk y Lugansk, movimientos separatistas pro rusos que casualmente se activan en éstos periodos.

Ante los riesgos de la conducta recurrente de presión de Moscú, Ucrania postula a ser miembro de la OTAN, punto de especial inflexión en la relación entre ambas naciones. Rusia no admite el riesgo de tener en sus fronteras a un aliado de occidente y peor aún, potencial miembro del grupo de naciones con capacidad militar más grande del mundo. Putin alega que Kiev estaría incumpliendo los acuerdos de Minsk en caso de entrar a la OTAN y colocar arsenal nuclear en su territorio. Hasta el momento Ucrania no hace referencia a intención alguna de contar con bombas nucleares, propias o de la alianza.

La Unión Europea apoyó la libre determinación de Ucrania y Rusia redujo el flujo de exportaciones de gas natural (principal proveedor europeo) en 30%, en pleno invierno y que generó impactos económicos en las tarifas del bien en sus principales clientes (caso de Alemania en específico).

De la amenaza a las acciones, pocos supusieron que la amenaza armada se concretaría, sin embargo el relato de Putin y las justificaciones van cambiando en el tiempo según la siguiente cronología:

Primero, que Ucrania se atenga a las consecuencias de una acción militar en caso de intentar ingresar a la OTAN.

Luego del ataque e invasión sorpresa, el ataque es justificado, reconociendo a las regiones en disputa, Donetsk y Lugansk como repúblicas independientes bajo su protección.

Tercero, intención de derrocar al gobierno ucraniano y hoy respaldando abiertamente al ex presidente Yanukóvich, aliado de Putin.

Cuarto, acusación directa a la administración del presidente Zelensky de neonazi y fascista. El discurso mediático sobrepasa la razón, el presidente ucraniano es de origen judío-polaco. Hoy está en juego la posición mediática del discurso invasor que no adhiere en la población, rusa y del mundo.

El escenario

Si bien la escala de los ejércitos involucrados aparentemente representa a David y Goliat, la acción bélica como medida de fuerza del gobierno de Putin no tiene el sustento de la convicción del ciudadano ruso que debería entender que está haciendo lo correcto.

Los lazos culturales y familiares entre Rusia y Ucrania son muy fuertes, no es posible olvidar después de 87 del final de la Segunda Guerra Mundial, la defensa de Leningrado (actual San Petersburgo), son elementos de la historia que hermanan dos naciones.

Estos fundamentos iniciales, sin entrar en la estrategia y operación militar, por supuesto, nos dejan una percepción inicial de la dificultad moral y estimación de la acción militar que no acompañan el desarrollo del conflicto en la realidad.

La condena de la Unión Europea, OTAN, Naciones Unidas exponen el conflicto armado más impopular de la administración Putin (11va Asamblea General de Naciones Unidas Sanciona a Rusia 141 votos a favor, 5 en contra y 35 abstenciones).

Las sanciones levantan una nueva cortina de hierro para Rusia, 7 bancos suspendidos en transacciones internacionales, fortunas y activos de oligarcas rusos congelados, servicios internacionales suspendidos (desde Apple y Google hasta veto a vuelos aéreos desde Rusia). Hoy la zona de exclusión mundial es la tierra de los antes Zares de las estepas.

Sin embargo, estos sacrificios no sólo impactan a Rusia. Además del control del 80% del abastecimiento de gas a Europa, hoy las tropas invasoras están a punto de lograr el control de la planta de energía nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa y que contiene 6 de los 15 reactores nucleares en el país. La moneda de negociación del Kremlin para evitar sanciones post guerra reside en el control energético.

El desenlace

Tanto la guerra como la diplomacia impiden prever escenarios concretos, desde un conflicto aislado hasta una guerra termonuclear de gran escala son posibles hoy. Sin embargo, el camino a la resolución o al desastre aún está en proceso.

Lo que sí puede ser establecido:

La avanzada rusa y la resistencia ucraniana pueden escalar aún más, tanto en pérdidas del conflicto como en las afectaciones directas a civiles, el éxodo y devastación de economías personales y familiares son un hecho.

Las sanciones a Rusia en gran medida son transferidas a su población civil, desde la limitación de moverse en el resto del mundo, como de consumo de servicios digitales, la devaluación creciente del rublo y el aislamiento mundial son los primeros pasos concretos. El encarcelamiento de manifestantes por el cese a la guerra en Ucrania puede desembocar en una nueva crisis interna si Rusia no respeta los derechos y libertades de su población.

La acción de fuerza de Vladimir Putin cambia notablemente las relaciones de su gobierno con el resto de naciones del planeta, volvemos a los años 1950s en la composición de aliados y enemigos que afectarán el comercio, geopolítica, posicionamiento y acuerdos multilaterales que a partir de hoy no podrán obviar volver a mirar quién se sienta en la misma mesa y bajo qué términos.

Cuando concluya el conflicto bélico podemos estar en un nuevo escenario de polarización mundial en el que las potencias peleen por el reordenamiento del mapa político geopolítico.

Perestroika. – Política reformista que se llevó a cabo en la Unión Soviética tras la llegada al poder (1985) de Mijaíl Gorbachov, caracterizada por una apertura hacia los países del bloque occidental, cierta liberalización del sistema económico y transparencia informativa.

Glasnost. – Reforma política en los últimos años de la Unión Soviética que buscaba una mayor transparencia y democratización.