BOLIVIA ANTE LA INMINENTE AMENAZA DEL NARCOTRAFICO

El narcotráfico alentado por los gobiernos socialistas, ponen como punta de lanza a las familias campesinas para distraer la atención por reivindicaciones sociales, mientras los narcotraficantes hacen su negocio de la manera más holgada posible.

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El narcotráfico en varios países de la región penetró a las familias especialmente del ámbito rural, organizándolos, armándolos y empleándolos en masa para favorecer a sus actividades ilícitas, logrando crear zonas de exclusión en algunos países de la región, como en el norte y sudeste del territorio brasilero, (Rondonia, Acre, Mato Grosso) el norte del Paraguay (Dpto. de Concepción), el noreste de la Amazonía del Perú, y Bolivia en el trópico de Cochabamba (Chapare).

El narcotráfico alentado por los gobiernos socialistas, ponen como punta de lanza a las familias campesinas para distraer la atención por reivindicaciones sociales, mientras los narcotraficantes hacen su negocio de la manera más holgada posible.

En Brasil se conformó la “liga de los campesinos pobres, LCP”, en Paraguay el “Ejercito del pueblo paraguayo EPP”, en Perú con la rearticulación de “sendero luminoso SL y posiblemente el MRTA”, las FARC y el ELN en Colombia, el FSLN de Nicaragua, los carteles junto a una fracción del EZLN de México, etc y en Bolivia, surgen “organizaciones sociales” que operan como milicias, cuyas células van ganando espacios territoriales para posteriormente encubrir y proteger las tareas del narcotráfico; las mencionadas actividades están solapadas por una demanda de “exclusión social” cuyo núcleo primigenio son los movimientos alineados al Movimiento al socialismo.

Algunas de las comunidades, son adoctrinadas en sus respectivas pascanas, para luego estar en condiciones de producir ocupaciones y disturbios, empleando tácticas  crueles, como la quema de bosques, depredación de la fauna, destrucción de propiedades privadas tanto ganaderas como agrícolas, destrucción de los bienes públicos entre otras, para lo cual emplean armas de fuego (de caza y de guerra, como escopetas, fusiles AR 15 o AK 47 y similares), cohetería, dinamitas y armas de fabricación casera como los peligrosos “Bazucas”.

En nuestro país, el partido de gobierno desde hacen 15 años ya tiene zonas dominadas donde se incuba el narcotráfico y otras amenazas a la seguridad del Estado.  

Una de las debilidades más sensibles del Estado, es estar controlado por el presidente de las seis federaciones de cocaleros Evo Morales, quien se arroga las atribuciones del jefe de Gobierno, al extremo de influir en los ascensos, cargos y destinos, de las instituciones que intervienen en la lucha contra el narcotráfico, como la policía, las FFAA, ministerio público y sistema judicial, además, es este cocalero el responsable del proceso de disgregación y atrofia de las instituciones para debilitar al Estado y posteriormente desplegar una intervención al gobierno como si fuera el gran salvador y único conductor irremplazable.

En conclusión, los gobiernos casi nunca se responsabilizan por sus actos ilícitos, como el narcotráfico, porque al tener el privilegio de investigar y juzgar sus propios delitos, falsifican y desfiguran la verdad histórica. Sin embargo, los últimos gobiernos, específicamente el de Evo Morales, hoy tiene encima a una organización de inteligencia internacional, a la que no podrá engañar, como se exime de la justicia boliviana.